Foto: Ignacio Rodríguez
Los libros que leí en mi infancia sobre la India tuvieron un gran impacto en mi vida, en la persona que soy ahora. Lo llamo el impacto Julio Verne. Cuando leía esas historias sobre otras culturas se me quedaban grabadas, y me prometí a mí mismo que algún día viviría en otra cultura diferente a la mía. También me gustaba leer El Principito, Siddharta de Herman Hesse, o al autor rumano Mircea Eliade que escribió Maitreyí y Diarios de la India, que a pesar de que los escribió hace tantos años encontré muchas similitudes con las mías propias tiempo después.
Empecé mi carrera de Recursos Humanos y Personal Training siendo muy joven. A los 26 años decidí tener una experiencia internacional llevando a cabo pequeños proyectos profesionales, y elegí la India porque estaba relacionado con esas historias que había leído siendo niño. Estando allí tuve un shock cultural relacionado con el positivismo y el constructivismo de los indios, sobre el país, el futuro, y sobre la vida misma. Durante las primeras dos semanas, a través de mis ojos, lo único que veía de la India eran problemas, gente enferma, suciedad, ruido… estaba muy enfadado con todas las cosas negativas que no funcionaban en ese país.
Llegó un momento en el que me dije: “Vamos a ver. Si he decidido vivir aquí y quiero disfrutar de la experiencia tengo que dejarlo estar”. Dejé de pensar sobre cómo deberían ser las cosas para que tuvieran sentido para mí, porque no tenían que ser como en Rumania ni acordes a mis perspectivas, tenía simplemente que disfrutar de la experiencia sin quejarme. A partir de entonces las cosas cambiaron y comencé a vivir la India. Ese: “Déjalo estar. Disfruta del momento sin juzgarlo. Mira al mundo tal y como es” cambió mi forma de pensar. Hasta el momento, ese cambio ha sido muy importante en mi vida.
Se dice que la India es como un espejo, y estoy convencido de que cualquier país o lugar puede ser un espejo para el visitante de fuera. Para mí fue un espejo donde al inicio veía solo las cosas que no me gustaban sobre mí, y sobre el lugar. Pero al cambiar la perspectiva del reflejo ves las cosas que antes no habías visto. Estando allí me di cuenta de que todo lo que leía sobre Rumania era muy negativo, y pensaba: “¡Vaya, es el peor lugar del mundo! Nada va bien, hay muchísimos problemas”. Entonces, estando entre estas dos realidades me surgió la idea de recopilar buenas prácticas, hacer una colección de las cosas que van bien en Rumania.
Hablé con un amigo para hacer un simple blog donde poner toda esa información constructiva y positiva sobre Rumania. Comenzando por recopilar historias sobre ejemplos de individuos y organizaciones que desarrollan iniciativas positivas y buenas prácticas en Rumania. Todo esto fue en el 2006, la idea tardó en desarrollarse un par de años. Hoy en día es una plataforma con un equipo de cuatro personas y unas 30 organizaciones que publican noticias en su campo de actuación. Abarcamos todos los ámbitos: negocios, cultura, deportes, educación, gestión, y emprendedores sociales. No somos un medio de comunicación, nuestra idea comenzó siendo un proyecto educativo y por esta línea se ha ido desarrollando. Hemos incorporado formación, talleres, charlas. Es un espacio donde puedes ver lo que otros han logrado e inspirarte.
A pesar de que trabajo con ejemplos positivos no dejamos de lado la realidad que nos afecta y los problemas que nos rodean, aunque sí he notado un cambio de actitud en los últimos dos años. Mucha gente está preocupada, frustrada y enfadada por lo que ha sucedido y sigue sucediendo en la política, por la falta de infraestructuras, la mala gestión de las ciudades, los graves problemas en la sanidad y en la educación. Primero hay que ser consciente para luego poder involucrarse en el cambio que se desea. Enfadarse, es parte del proceso, porque si algo te enfada seguramente querrás resolverlo. Se trata de tomar las riendas y empezar a cambiar las cosas. Entender que para todos estos problemas hay una oportunidad de hacer algo, aunque “hacer algo” tiene significados diferentes para cada persona.
En la historia de Rumania Positiva hay bastante de ese “déjalo estar”. Observa tu realidad, tu familia, tus amigos, ciudad, trabajo y trata simplemente de vivirlo. Los problemas siempre están ahí; puedes enfadarte, pero eso no basta; haz algo para cambiarlo o déjalo estar. Por supuesto que no es sencillo mantener ese espíritu, tengo subidas y bajadas, normalmente dos o tres veces al año me sucede y entonces me pregunto: ¿Merece la pena?, ¿Es algo que me representa? ¿Tengo la energía y las ganas para continuar? Y si la respuesta es sí, para mí significa que tengo que seguir adelante.
Quizá ese sea el cambio que me gustaría ver en el futuro, más gente involucrada o al menos consciente de lo que sucede a su alrededor. Quiero ver que nuestro proyecto tenga impacto y ese mismo objetivo es también el mío personal, quiero un cambio positivo para mi entorno inmediato y la sociedad en la que vivo.
*Esta historia se realizó en colaboración con Epix y forma parte también de la producción de la serie Europe Rising. Conoce más acerca de Epix en IG: @epix.world y @epix.ve / FB: @epix.ve
*Edición y Corrección: Alexandra Cona y María Milián
*Edición y Asistencia de Edición de fotos: Chepina Hernandez y Astrid Hernández