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Transnistria, Transdniéster, Transdniestria o Cisdniéster es una zona ubicada entre el río Dniester y la frontera de Moldavia con Ucrania, la capital es Tiraspol. Se declaró independiente en 1990 y sufrío una guerra civil que duró 4 meses. El conflicto terminó con la negociación entre moldavos, transnistrios, rusos y ucranianos y fue en el marco de estas negociaciones cuando Rusia envió su 14º Ejército para garantizar la paz entre los implicados, tropas que siguen presentes hoy en día.Tras la guerra en el 92 pasó a denominarse Pridnestrovia o República Moldava Pridnestroviana. La républica de Moldavia no la reconoce como país sino como una zona autónoma dentro de su territorio situalada a la izquierda del río Dnisester. Esta región principalmente rusófona votó en 2006 la adhesión a la Federación Rusa por una amplísima mayoría (97,2%) .A nivel internacional no está oficialmente reconocida como país por lo que no cuenta con embajadas .Los únicos en reconocerlo como régimen legítimo y autónomo son Nagorno – Karabaj, Osetia del Sur y Abjasia.
Visitar Transnistria es como viajar al pasado, a los 80 y a veces incluso más atrás a los 60, es una burbuja con aires soviéticos. Lenin te saluda a cada paso, al igual que la hoz y el martillo de su bandera, grandes avenidas, tanques, monumentos a los caídos o al soldado desconocido, edificios monstruosos de cemento y marmol y un gran parque son las principales atracciones turísiticas del lugar.Es uno de esos sitios a los que cada vez que vuelves les buscas algún pequeño cambio pero sigue ahí impasible al paso del tiempo.
Por las calles es habitual encontrar patrullas de soldados ucranianos, rusos y moldavos,son las llamadas fuerzas de paz, una fórmula que se ha encontrado para asegurar la calma entre los vecinos de la zona tras el conflicto que vivieron. Asismismo llama la atención la cantidad de carteles y paneles que hay por la ciudad con presidentes, miembros destacados del partido o militares, todos señores mayores, vestidos de uniforme.
Vivir en Transnistia no es sencillo, no hay muchos puestos de trabajo, casi todos generados por la compañia Sheriff, creada por antiguos agentes del KGB, que tiene el monopolio de muchos servicios entre ellos comida, transportes, construcción,medios de comunicación carburantes y hasta un club de fútbol el Sheriff Tiraspol que juega en la liga de Moldavia. Es es habitual ver el logo de la compañia por todos lados .Para los turistas suele resultar todo muy barato si bien el nivel de vida para los habitantes es bastante caro, el salario medio ronda los 150 dólares y hay mucha inflación sobre todo desde que en 2016 se impusieron las sanciones internacionales a Rusia no podían comprar divisas y si antes con un rublo moldavo se podían comprar 2 leis moldavos ahora llega solamente para uno mientras que los precios han aumentado al doble disminuyendo el poder adquisitivo de la población.El tipo de cambio es variable unas veces recibes una suma y otras una diferente. De todas formas no se necesita mucho dinero, comer puede salir entre 2 y 10 euros y una botella del coñac típico Kvint unos 6 euros.
Cómo llegar a Tiraspol y cosas a tener en cuenta
Desde Chisinau, la capital de la República de Moldavia, es bastante sencillo llegar por carretera y parte del encanto del viaje consta en utilizar los “maxi taxis o marshrutkas“ unas furgonetas que circulan a modo de autobuses a varios destinos entre ellos a la capital Tiraspol y a la ciudad de Bendery. Las furgonetas salen de la Estación Central de Autobuses de Chisinau, detrás del mercado central, paralelo al Bulevard Stefan Cel Mare, en el centro, el viaje dura hora y media aproximadamente y cuesta unos 37 leis modavos (un euro). Los buses salen cada 30 minutos del andén 13 y la oficina de venta está justo en la esquina donde está parado el autobús.Las furgonetas son bastante rústicas en uno de mis viajes me tocó una con tele y nos pusieron películas rusas antiguas, un extra de cultura que nunca viene mal.
En la frontera habrá que bajarse del autobús e ir al puesto de la policía para que verifiquen la documentación y te otorguen el permiso de estancia o visado temporal que es gratutito y dura unas 10 horas desde la fecha de entrada. La policía no habla inglés solamente ruso y mira con cara de pocos amigos pero el procedimiento es rápido.Es mejor no perder el papelito que te dan y que te pedirán a la salida del país. En el papel pone tu nombre, el motivo de la visita, siempre decid turismo, y la fecha y hora a la que has entrado y a la que deberás abandonar el país. Desde la frontera a Tiraspol se hace una media hora y al pasar el puente de entrada puedes ver a un lado de la carretera un tanque ruso camuflado vigilando el puente, hay otro visible cerca de la garita que ves al abandonar Transnistria a la derecha.
El último bus de vuelta es a las 18.30 y mejor no perderlo ya que sobrepasar el límite de horas impuesto a la entrada, ni un minuto, te puede acarrear muchos problemas sobre todo teniendo en cuenta que al ser un país autoproclamado no está reconocido internacionalmente y no existen embajadas. Casi mejor no apurar y coger el de las 17.30 o 18, de todas formas en Tiraspol en unas cinco horas has visto todo lo que hay que ver.
El billete de vuelta será un poco más caro que el de ida, unos 40 rublos transnistrios, y es mejor gastar todo los rublos que cambies porque no podrás hacerlo en ningún otro sitio, ni siquiera dentro del propio país los bancos u oficinas de cambio no aceptan los rublos de vuelta.El bus de regreso sale de la estación de tren, del mismo sitio donde te deja a la ida y se puede comprar el billete en la oficina de dentro.
Hasta hace poco había tres trenes semanales a Moscú, Kiev y Chisinau pero ahora sólo existe uno los sábados, eso sí la estación de tren merece la pena verla es una joya parece que estés en un plató de cine o en una película antigua.
En Trasnistria se hablan tres idiomas el ucraniano, el ruso y el moldavo aunque es bastante difícil comunicar con la gente ya que la mayoría utilizan habitualmente el ruso. En mi primera visita me resultó difícil encontrar a alguien que hablara inglés y eso limitó mucho las cosas que uno puede hacer o ver aunque no es que haya muchas atracciones turísticas En mi segunda visita tuve la suerte de contactar con Anton, que organiza tours gratuitos y hace de guía local, quien nos enseño varios sitios interesantes fuera de Tiraspol principlamente sus alrededores y la pequeña ciudad de Bendery desde donde regresé a Chisinau.
Anton Dendemarchenko es un artista local que pinta paisajes y escenas de Transnistria para que la gente conozca su país y para sacarse un dinero extra porque, como ya he comentado, no es sencillo ganarse la vida en Transnistria. Anton habla inglés perfectamente, de hecho una temporada trabajó dando clases de ruso a los pocos ex- pats que había por allí.Trabaja en un call center y lo compagina con su arte y los tours que organiza.Sin duda merece la pena contactar con él ya sea para un free tour de unas horas por Tiraspol o negociar un tour mas extenso. Desde luego que Anton no dejará de sorprenderte por lo atípico que es, nada que ver con los recorridos tradicionales.Es más un paseo y una charla amistosa que un tour propiamente dicho, es capaz de presentarte a un amigo suyo que hace pasteles, contarte una anécdota de su infancia al pasar por un parque, compartir una botella de vino contigo en una bodega, beber vino artesano elaborado por unos monjes en el campanario, meterte en un antiguo teatro de arquitectura y decoración soviética medio abandonoado en medio del bosque y contarte que espectáculos se hacían, hablarte de la guerra, de política o de la actualidad del país, llevarte a comer a una cantina comunista típica llena de banderas, símbolos y objetos que harían las delicias de cualquier museo, o improvisar un rap con versos de Pushkin, he de decir que Anton es una gran rapeador pero sobre todo un un tipo muy humano, correcto, flexible, siempre sonriente y dispuesto a bromear.
Si vas por tu cuenta casi todo lo interesante se encuentra en el centro de la ciudad en la calle 25 de Octubre, a apenas unos metros de distancia unos de otros. Merece la pena también visitar la ciudad de Bendery y su fortaleza otomana del siglo XVI utilizada como cuartel militar todo este tiempo y que ahora puede visitarse.Como ya he dicho no hay muchas cosas turísticas, pero parte del viaje es pasear y descubir los rincones de las ciudades,observar a la gente y su forma de vida y hacerte tu propia impresión sobre el país. Eso sí ten cuidado con las fotos está prohíbido hacerle fotos a los edificios del KGB o militares, el resto no hay problema.
Vale la pena aventurarse en Transnistria y crearte tu propia impresión, podrá gustarte más o menos pero desde luego no te dejará indiferente.
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