Foto: Ignacio Rodríguez
Practico el patinaje agresivo desde hace años. En un skatepark si miras alrededor verás personas
aprendiendo guiadas por el placer de aprender. Intentas el movimiento, te caes y lo vuelves a
intentar sin parar mientras te cargas de energía al ver a otros intentándolo. Esa es mi referencia
sobre lo que un entorno de aprendizaje debe ser.
Comencé mis estudios en la Universidad Politécnica de Bucarest donde después de año y medio
llegué a la conclusión de que los odiaba, obtenía buenas notas, pero no disfrutaba de aprender. Todo
era como un mal teatro donde ellos pretendían que nos enseñaban y nosotros que aprendíamos.
Intenté convencer a algunos de mis colegas para hacer una página web para criticar a los profesores
y expresar nuestras opiniones, pero nadie quería meterse en problemas. Alguien me dijo que existía
una organización de estudiantes. La asociación tenía apenas tres personas y ninguna actividad
concreta, organizaban alguna fiesta y poco más. Yo tampoco sabía qué hacía una asociación de
estudiantes, pero era una forma de involucrarme en hacer algo.
Al poco tiempo me inscribí en la Asociación Nacional de Estudiantes, allí teníamos encuentros con
el Ministro de Educación nos involucramos en el proceso Bolonia, que es un protocolo firmado por
todos los Ministerios de Educación europeos sobre determinados principios comunes a practicar en
la enseñanza, entre ellos el aprendizaje centrado en el estudiante, pero en la práctica nada de todo
esto no sucedía. Después de cuatro años de actividad nos dimos cuenta de que ninguna universidad
había cambiado, las universidades estaban enquistados en una forma obsoleta de educación en el
que ellos dicen lo que hay que hacer a los estudiantes y estos lo acatan. Así funciona el sistema
educativo y se necesita mucho interés por parte de los docentes para que haya un cambio, pero eso
lamentablemente no existe.
Al acabar mis estudios no quería ser ingeniero sino transformar las universidades. Sabía que
cambiarlas desde dentro era muy difícil pero quizá podíamos crear un lugar para demostrar que es
posible educar de otra forma, un lugar donde el estudiante fuera el protagonista y guionista de su
propio aprendizaje. Así nació la idea de la Universidad Alternativa y durante ocho años nos
dedicamos a construir este modelo paso a paso. El principal escollo con el que nos encontramos fue
que la gente nos tomara en serio. Por un lado, cuando les decíamos a nuestras familias y conocidos
que estábamos construyendo una universidad diferente no se lo tomaban en serio, fue difícil
convencerlos de que al menos nos dejaran intentarlo en vez de ponernos a buscar trabajo. Por otro
lado la gente que nos apoyaba, nos veía como jóvenes llenos de ilusión pero tampoco creían de
verdad en lo que estábamos construyendo.
Tuvimos un margen de tres a cuatro años para desarrollar el modelo de aprendizaje en el que se
basaría nuestra universidad. Comenzamos con el aprendizaje entre homólogos o instrucción entre
pares aprendiendo los unos de los otros y poco a poco fuimos añadiendo mentorados, consultoria,
entre otras cosas. Posteriormente el reto fue hacerlo sostenible porque hasta entonces nos
basábamos en patrocinios y fondos. Todos en el equipo sentíamos que si no demostrábamos que las
universidades con aprendizaje autodirigido eran posibles y eficaces les confirmaríamos que no
existe alternativa. Queríamos crear un nuevo mundo basado en la libertad de la gente para explorar
sus pasiones pero el problema era que no había un sitio fuera para que quienes iban florenciendo en
este ambiente pudieran encajar naturalmente. Tal y como lo entiendo ahora antes de crear una
educación diferente necesitas un mundo diferente. La gran decepción conforme pasaban los años
era que nos dábamos cuenta que la sociedad era exactamente igual al sistema universitario que
queríamos cambiar.
Después de ocho años de dedicación continua al proyecto sentí la necesidad de hacer una pausa.
Viajé durante dos años por el mundo conociendo gente que intentaba también cambiar el
aprendizaje en las universidades. Este viaje cambió mi perspectiva, me di cuenta de que nuestra
idea necesitaba una estrategia holística porque estábamos trabajando en una micro escala. El viaje
me ha permitido tener una visión crítica sobre cómo funcionan las cosas en el mundo, ha cambiado
mi capacidad para empatizar y mis motivaciones. Mi motivación inicial para la Universidad
Alternativa era que la gente joven decidiera sobre su vida, construyera su camino en base a sus
pasiones, que generara cierto impacto social, pero entonces no era consciente del nivel privilegiado
en el que vivo, vivir en una ciudad, ser hombre, ser blanco, eso antes no lo veía, pero después de mi
viaje entiendo todas esas otras realidades y te das cuenta que construimos algo desde una posición
privilegiada. Lo que realmente me importa ahora es la posibilidad de que la gente jóven centre su
energía en los márgenes, en los lugares donde realmente la sociedad trata de cambiar.
Hay todo tipo de movimientos que para mí forman parte de ese margen que está transformado el
mundo. Slow Food, Movimientos Indígenas, Open Sources Softwares, Food Soveragnity,
Permacultura y muchos otros empujan desde esa esquina para que el sistema cambie. Comparten los
mismos valores y la misma visión sobre cómo los seres humanos deberían interaccionar pero
presionan en diferentes áreas. Esos movimientos atraen de forma natural a los jóvenes porque
ambos están buscando su lugar. Los jóvenes se sentirán más atraídos por construir que por quedarse
en el centro, que representa la universidad que te “indoctrina” en la forma de pensar de la sociedad
actual y la lógica del presente. En los próximos 10 años quiero enfocarme en crear un sistema
operativo para este tipo de entornos de aprendizaje con la esperanza de que la gente joven alrededor
del mundo quiera construir sus propias universidades. Si logramos que un millón de estudiantes
creen este espacio de aprendizaje tendremos una alternativa a la universidad clásica.
El cambio que quiero ver está relacionado con transformar nuestros sistemas basados en la avaricia,
en la necesidad de tener el poder y el control sobre las cosas, esa es la forma en la que se estructura
el mundo actual y sueño con una sociedad donde todo se haga a pequeña escala y humanamente, un
mundo colaborativo donde la gente coopere y aprendan unos de otros.
*Esta historia se realizó en colaboración con Epix y forma parte también de la producción de la serie Europe Rising. Conoce más acerca de Epix en IG: @epix.world y @epix.ve / FB: @epix.ve
*Edición y Corrección: Alexandra Cona y María Milián
*Edición y Asistencia de Edición de fotos: Chepina Hernandez y Astrid Hernández