Foto: AN
“Ya sabe tú que lo andaluce…” dice mientras sonríe astutamente con los ojos, esbozando una media sonrisa en la comisura de la boca. Asevera con las manos, en movimientos cortos y firmes como sus frases. Es directo, amigo de hacer amigos y charlar. El haber pasado por una circunstancia difícil como la muerte de su hermana ha hecho de Alberto un optimista que desprende calidez y confianza en sí mismo.
Enamorado de su Córdoba natal, de la que habla maravillas en cuanto tiene ocasión, Alberto tiene espíritu de hombre orquesta. Lo mismo organiza fiestas de 500 personas, que visitas a una fábrica de cerveza o helicópteros, que asiste a un encuentro de voluntarios, graba un video, recoge basura o da charlas ecológicas en los colegios. Es abierto, activo y “echao p´alante”. Adora los retos, ante los que no se achanta, porque le obligan a dar lo mejor de sí mismo. Se considera más internacional que español y se encuentra integradísimo en Rumania.
En apenas un año la vida de este Ingeniero de Obras Públicas cordobés de 27 años ha dado un giro completo en lo personal y en lo profesional. Lo que comenzó siendo su primera estancia a un país extranjero con una beca Erasmus de 9 meses se ha transformado en una aventura continua que le ha llevado a quedarse en Rumania.
“Tras dos años trabajando como fontanero en la empresa de mi familia en Córdoba decidí retomar mis estudios. Siempre había tenido ganas de viajar y vivir en otro país así que me planteé pedir una beca Erasmus. De entre todas las opciones me atrajo Rumania, aparte de por el tema económico, era más sencillo sobrevivir con el dinero de la beca, sentía curiosidad por conocer un país del que recibimos tantos inmigrantes y que tan mala fama tiene. Quise conocer el país y opinar con conocimiento de causa.
En Octubre del 2011 llegué a Bucarest aunque mi destino final era Braşov. En la capital entré en contacto con una organización llamada Red de Estudiantes Erasmus y comencé a asistir a sus actividades y participar en sus eventos. Tuve muy claro desde el principio que venía a buscarme la vida y a sacarle el máximo partido a mi estancia. Es por eso que mientras estuve en Bucarest de papeleos empecé a hacer contactos asistiendo tanto a eventos para estudiantes como a eventos para la comunidad de expatriados españoles y latinoamericanos en Rumania donde conocí gente relacionada con mi campo, la ingeniería y la construcción.”
Considera que el haberse movido tanto y haberse implicado en diferentes actividades le ha facilitado la integración.
“Durante este tiempo he viajado mucho por Rumania y fuera, en 8 meses me recorrí 15 países para conocer la zona. Si no me hubiera movido lo que me he movido no habría conseguido ni la mitad. Rumania me ha ofrecido muchas ventajas, me ha ofrecido la oportunidad de hacer contactos y muchas cosas que no habría hecho en otro lado porque aquí hay muchas oportunidades. Es un país que me está dando de comer ahora, en el que he aprendido dos idiomas más, en el que continúo aprendiendo y disfrutando, en el que me he creado una familia rumana y digo familia porque es así. En la residencia de estudiantes normalmente ponen a los Erasmus juntos, en mi habitación metieron a un rumano y yo me quedé con él. Nos hicimos tan amigos que puedo considerarlo familia. Si voy a su ciudad puedo ir a dormir, a comer con toda libertad, a mis padres les presenté a su familia y somos como hermanos”.
Son pocas las cosas que no le gustan de Rumania entre ellas la falta de modales si bien no lo considera algo importante y cree que en tiempo se cambiará tal y como ha ido sucediendo en otros países. Le gusta que ha aprendido idiomas y que aquí puede revivir su infancia.
“Me encanta que ves escenas de tu infancia como la vecina que tira los picos del pan por la ventana, la que sacude el mantel, gente que tira los papeles al suelo o que cualquiera aparca donde le da la gana. Esto mismo sucedía en España hace bien poco. Me gusta que el medio rural es rural y el medio urbano es urbano mientras que en España cualquier pueblo es casi una mini ciudad porque tiene de todo. Todo está asfaltado, todos van en coche. Aquí se va a lo práctico, a que funcione y cumpla las necesidades mínimas, sin que importe tanto la estética.
Entre Rumania y España hay una media de 15-20 años de diferencia, en cambio en otras cosas nos llevan mucha ventaja, por ejemplo hablan más idiomas y sus leyes imponen penas más duras para determinados delitos. No creo que haya nada malo me he “rumanizado” tanto que ya no veo lo malo del país. Veo hasta cosas más humildes y más sencillas aquí que allí, la gente es increíble y mucho más modesta que nosotros”.
Al contrario que en España aquí ha encontrado gente activa con ganas de hacer cosas, igual que él. De momento Alberto continua disfrutando y explorando nuevas posibilidades que añadan otro capítulo más a su historia. El dónde y el cómo terminará esta gran aventura son preguntas que solamente el tiempo se encargará de contestar.
Ayyy Alberto; como te entiendo.Te ha pasado lo mismo que a mi
Es una pena q gente preparada, emprendedora, dotada de cualidades que cualquier empresa o país busca, tenga q abandonar si tierra para cultivar la de otros. Admiro a Alberto en su iniciativa y en lo rápido que se a integrado. No le a parado nada de nada…
Ese es mi primo! Yo siempre he creido en ti y se que seguiras sorprendiendono. Ha habido muchos que no te han entendido pero a la gente que se sale de la “caja” no siempre se la entienden porque van un paso por delante.
Detras de toda esa nergia hay un gran corazon. Un beso muy grande seguro que nos encontramos por el Mundo…
Alberto, digno de admirar y un gran ejemplo a seguir.
Encontre a Alberto en la estacion de trenes de Constanta si mal no recuerdo despues del viaje del 1 mayo a Vama Veche. Recuerdo que me causó la impresión de una persona muy viva, con entusiasmo y que realmente sabía aprovechar las cosas.
Un saludo desde Rumania (he vuelto despues de mi erasmus :P)!
Ahí está Alberto otro echao p’alante como los de Hispatriados,da gusto ver gente positiva sin fronteras mentales.