Aixa Requena : ” Vine dispuesta a enfrentarme a lo que fuera, a disfrutar y conocer el país.”

Entrevistas

Foto: A.R.

Originaria de Onda, un pueblecito castellonense donde el rumano es el segundo idioma que más se escucha por sus calles, Aixa es a sus 28 años toda una veterana en Rumania. Esta es su segunda estancia en el país en los últimos cuatro años.

De hablar pausado, ojos soñadores y risueños, su cara se ilumina cuando rememora sus primeros recuerdos y experiencias como estudiante en Bucarest. Enamoradiza por naturaleza, saborea con calma y sin prisa cada momento, cada anécdota y cada sorbo de cerveza así como saborea la vida disfrutando de cada una de las pequeñas cosas que se cruzan en su camino.

Cuatro años y dos experiencias completamente diferentes. Una como estudiante Erasmus con un país desconocido y otra como voluntaria en una Ong en Drăgănești, un pueblecito de Oltenia, al sur de Rumania.

Su primera toma de contacto con el país se produjo en el 2008. “Yo estudiaba Filología Hispánica y quería estudiar en otra universidad de España. Javier Satorre, uno de mis profesores, me animó a pedirme una beca Erasmus. Al principio me lo pensé porque para irte de Eramus tienes que tener dinero. Él me dijo que siendo de Castellón, donde hay tantos rumanos, por qué no me iba a Rumania y de paso aprendía un idioma que a lo mejor me iba a servir. Hice los papeles, me aceptaron y así fue como llegué por primera vez a este país”.

“La segunda vez puede casi decirse que llegué por amor. Mi novio de entonces trabajaba en Hungría y decidí venirme a Rumania como voluntaria para estar más cerca, la cosa salió mal y me quedé aquí lo cual no me disgustó porque conocía el país y había tenido buenas experiencias.”

Así fue como a través del Servicio de Voluntariado Europeo (SVE) llegó en Septiembre del 2011 a Drăgănești acogida por OTI, (Organización de Jóvenes con Iniciativa) una modesta ong de Olt donde organiza actividades extraescolares y ecológicas para jóvenes del pueblo y aledaños. “La verdad es que hace mucha falta este tipo de iniciativas que todavía no están muy extendidas e interiorizadas. La gente tira todo el rato cosas al suelo, vasos del café, papeles, etc. Hace poco organizamos unas jornadas de limpieza de basuras para concienciar a los jóvenes de la necesidad de mantener limpios los bosques y las calles de las ciudades”.

“A muchos rumanos les sorprende que viva en esta zona, me preguntan a menudo: ¿Te vas a Drăgănești? ¡Si allí sólo hay gitanos y mucha pobreza! Les sorprende ver en la estación a un grupo de 12 extranjeros que pide billetes para este pueblo. A veces cuando te bajas del tren el revisor piensa que te has equivocado de parada. La vida en el pueblo está bien, me recuerda a las películas españolas de los años 50 con las gallinas sueltas a sus anchas”.

Aixa sonríe en silencio por unos segundos, visualizando la escena que acaba de describir. Se queda ausente, ensimismada, atrapada en sus pensamientos y de repente se transporta al pasado, a ese año 2008 y a sus primeras impresiones sobre Rumania.

“Lo que me dio mucho miedo o me impresionó al llegar aquí de Erasmus en el 2008 fue que todo era tan grande… y tan oscuro. Me acostumbré rápido a los perros, a los gitanos, a los niños esnifando pegamento pero una de las cosas a las que no pude o me costó más acostumbrarme es a ver a las señoras mayores pidiendo en la calle, para medicinas o para comer eso me partió y me parte el corazón, no puedo soportarlo porque me acuerdo de mis abuelos. Es una cosa a la que nunca me he acostumbrado”.

El estar abierta a todo le ayudó a integrarse y a entender la cultura del país.“Pasara lo que pasara, siempre me decía esto forma parte de Rumania y ya está, no pasa nada. Me planteé vivirlo así porque antes de venir mucha gente me hablaba mal del país, de la delincuencia que si me iban a matar, a violar …Mi padre se enfadó muchísimo cuando le dije que me venía a vivir aquí, mi hermano me dijo que estaba loca.

A la segunda semana de estar aquí me quise volver a España porque ni los compañeros con los que vine ni yo no teníamos sitio para dormir, porque nos vinimos a la aventura y no buscamos ni piso ni residencia universitaria e íbamos de hostal en hostal cuando encontrábamos cama. Al final una amiga de Bucarest, que ahora vive en mi pueblo, nos ayudó y pude quedarme. Me pasaron muchas cosas pero vine dispuesta a enfrentarme a lo que fuera, a disfrutar y conocer el país. Me dije pase lo que me pase yo me quedo, no sólo por mí sino por decirle a la gente que se había opuesto, mira he aguantado, no me ha pasado nada. De hecho personalmente no me pasó nada, tuve suerte.”

Uno de los principales obstáculos a la hora de integrarse en el país la primera vez fue la barrera idiomática. “Creo que es la mayor dificultad que he encontrado. Me vine sin hablar inglés ni otro idioma que no fuera español. Y al final a base de observación y de echarle cara aprendí antes rumano que inglés. La necesidad te obliga. Cuando me ponían dos veces una comida que no me gustaba pues me decía: Tengo que aprender como se llama esto en rumano para decir que no me lo pongan más¨.

Haber aprendido un idioma que le es y ha sido de mucha utilidad es la mayor ventaja que Rumania le ha ofrecido. El idioma le ha ayudado a entender mejor el país. Ahora en su segunda experiencia rumana le ha sido más fácil adaptarse porque conocía el país, el idioma, el clima, las comodidades o dificultades con las que se iba a enfrentar.

“Prácticamente he venido como que era de aquí y regresaba a mi país, venía a casa, ese es el sentimiento que tengo. La única diferencia que encuentro es que ahora vivo en la zona rural y antes vivía en Bucarest, las diferencias son prácticamente que hay menos acceso a cosas en el pueblo, apenas si hay variedad de productos en las tiendas, no hay muchas opciones de ocio pero eso también te ayuda a integrarte más en la vida de la comunidad. Al ser una localidad tan pequeña todos nos conocen y si no nos ven un par de días se preocupan y nos preguntan si estamos bien. Somos como una familia”.

Me encanta Rumania, no creo que haya nada que no me guste. A mi me gusta todo. Aquí hay libertad para muchas cosas. Rumania es libertad. Comparado con España, Rumania es mucho más, aquí todo es más lo bueno y lo malo.Todo es más exagerado”.

“He tenido diferentes experiencias buenas y malas. La peor que recuerdo de la primera vez fue que tuvimos que llevar a un amigo al hospital y cuando vi el aspecto que tenía el hospital ¡uff daba miedo! y la mejor experiencia el resto de los días. No puedo elegir una sola experiencia todas ellas han sido muy buenas. Esta segunda vez la peor experiencia fue personal pero al tiempo me trajo una buena. A veces las cosas en el trabajo cuestan pero hay días mejores y días peores como en todos lados. No creo que pueda nombrar malas experiencias.”

Aixa terminará su voluntariado a primeros de julio y no tiene planes de regresar a España porque después de tantos años fuera no se ve regresando a vivir a casa de sus padres. Probablemente se irá a Francia con su novio, al que ha conocido aquí, a disfrutar de una nueva aventura tal y como ha disfrutado y sigue haciéndolo de la de Rumania.

 

5 thoughts on “Aixa Requena : ” Vine dispuesta a enfrentarme a lo que fuera, a disfrutar y conocer el país.”

  1. ¡¡Gracias por la entrevista!! Ha sido un placer poder conocerte y hablar.Un abrazo

  2. Me encanta ver gente que se ocupa en mejorar la vida de otros allá donde va. Felicidades Aixa vayas donde vayas

  3. ¿Ya les dijiste a tu padre y a tu hermano que estadísticamente cualquier ciudad rumana es más segura que cualquier ciudad española? Eso son cosas que no salen en los des-informativos de TeleCinco.

  4. Tidal ya lo saben desde el primer año que viví aquí,en mi casa no vemos TeleCinco jejeje.

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