Tu eşti un decreţel? / ¿Eres un decretito?

Historias

Foto: Andreea Prelipcean

Miraba a través de la ventana con una emoción que me encogía el alma. No entendía por qué todos mis vecinos del bloque miraban fijamente la ambulancia que acababa de llegar a la segunda escalera del bloque de enfrente. No entendía por qué en las ventanas los vecinos se agrupaban de dos en dos susurrando, en sus rostros se leía una mezcla de intranquilidad y tristeza. La visión de la ambulancia me despertaba un miedo que me era de sobra conocido y como cada vez oía a mi lado las palabras de mi madre “Si ha venido la ambulancia es grave, pobre, está lista”. Cuando le pedía explicaciones su respuesta era siempre la misma: “Eres demasiado pequeña para entender estas cosas, no lo pienses más”. Mi curiosidad infantil me arrastraba delante de la ventana una y otra vez. La espera fue interrumpida por los gritos y llantos procedentes de la segunda escalera. Los enfermeros de la ambulancia salían llevando una camilla cubierta, acompañados del vecino del bajo de la segunda escalera. Fue entonces cuando oí a mi madre murmurar en voz alta “Ha muerto la pobre. ¡Qué pena, tan joven y deja tres hijos sin madre! ¡Qué Dios la acoja en su gloria!”.

Cada día yo o alguno de mis hermanos sacábamos la basura. Era una de nuestras tareas. Un día al lado del contenedor vi una bolsa de la que sobresalía algo rosado que parecía una pierna o un brazo de muñeca. A mis siete años no sabía muy bien como identificar lo que estaba viendo. Me acerqué para verlo mejor, se parecía a una muñeca o a un niño muy pequeño. Cuando regresé a casa se lo conté a mi madre que rápidamente me preguntó: “¿Lo has tocado?”. A mi negativa añadió: “No se lo digas a nadie”. A los pocos días, dos policías llamaron a nuestra puerta y hablaron con mamá. Le preguntaron si tenía amigas o conocidas que estuvieran embarazadas. Los policías recorrieron el vecindario de puerta en puerta.

Las visitas de mi madre siempre me transportan a mi barrio, a mi infancia, a las historias y sucesos de entonces. Un día desenterrando recuerdos con ella me acordé de la vecina de la segunda escalera, recordé su imagen, una mujer joven y guapa, morena, con el pelo largo recogido en una coleta larga que le llegaba hasta la cintura, siempre riendo y bromeando. Su muerte se me había quedado grabada en mi alma de niño y por eso le pregunté a mi madre por qué había muerto tan joven. Mamá me dijo que se había muerto al tratar de interrumpir su embarazo con la ayuda de una vecina, y que el método utilizado había sido fatal. Este infeliz episodio me recordó la “muñeca” del contendor. Ahora a mi edad supe definir que era lo que había visto entonces. Según me contó mi madre muchas de sus amigas y conocidas habían muerto a causa de los abortos clandestinos efectuados en precarias condiciones durante el régimen comunista.

Ceaușescu promulgó el 1 de octubre de 1966, el decreto 770 que prohibía el aborto salvo en los casos en que la vida de la madre corriera peligro, cuando uno de los padres sufriera una enfermedad hereditaria, en caso de que la madre fuera inválida, o tuviera más de 45 años y cuatro hijos o en los casos en los que el embarazo fuera fruto de un incesto o de una violación. Para Ceaușescu más nacimientos significaban más trabajadores y por consiguiente una economía más fuerte.

Las mujeres que trabajaban sufrían regularmente controles ginecológicos públicos por parte de los médicos de las empresas o fábricas y en ocasiones su salario estaba condicionado a que cumplieran las cotas de natalidad por mujer y familia establecidas por el Estado. Asimismo la educación sexual fue prohibida. El “calendario” (evitar el contacto sexual durante la ovulación) junto al “coitus interruptus” (interrumpir el contacto sexual antes de la eyaculación) se convirtieron en los principales métodos contraceptivos. Las mujeres vivian con terror cualquier contacto sexual, atemorizadas por los controles ginecológicos públicos y los peligros que para su vida suponían los abortos ilegales.

El crecimiento forzado de la natalidad fruto del decreto 770 tuvo mútiples repercusiones sociales. Según el Informe de la Comisión Presidencial del 2006 (Raportul Comisiei Prezidenţiale pentru Analiza Dictaturii Comuniste din România) que analizó la Dictadura Comunista Rumana más de 10.000 mujeres murieron como consecuencia de los abortos ilegales, muchas sufrieron secuelas físicas y psíquicas como resultado de los métodos abortivos y miles de niños fueron abandonados en instituciones, orfanatos y centros especiales ante la falta de recursos económicos de las familias para mantenerlos.

Los aproximadamente 2 millones de niños nacidos bajo el decreto son conocidos comunmente como los niños del decreto o „decretitos” (“decreței”). La mayoría de ellos tiene ahora entre 30-40 años. La pregunta que se hacen estas generaciones y que parece una broma con gusto amargo es: Tu eşti un decreţel? (¿Eres un decretito?).

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4 thoughts on “Tu eşti un decreţel? / ¿Eres un decretito?

  1. Excelente artículo!!! Solo los que no han vivido experiencias similares pueden estar de acuerdo con la estúpida ley antiaborto.

  2. Impresionante artículo que deja en evidencia los resultados de disponer otros, en este caso el Estado ,en otros casos la Iglesia del cuerpo de la mujer. Ser madre es un derecho no una obligación. SI NOSOTRAS PARIMOS NOSOTRAS DECIDIMOS.
    Aún siguen muriendo mujeres a las que no se permite elegir.
    ¡Bien Hispatriados!

  3. No estoy de acuerdo con la ultima frase.No todos que nacimos en esos años somos lo que pinta el articulo. Yo y mis 2 hermanos nacimos simplemente porque nos quisieron tener , todos nacimos entre 1977 – 1980 , eso no quiere decir que no nos quisieron…es normal que una pareja quiera tener niños, como llegaron a la conclusion que los 2 miliones de niños nacidos fueron solo fruto del decreto? Y los miles de niños abandonados no fueron resultado de la precaridad, es mentira…AHORA es cuando muchos de los niños abandonados son por este motivo, con toda la libertad que se tiene para abortar. En fin, ni defiendo el comunismo , ni defiendo una ley anti-aborto ( al contrario) , pero algunas cosas por aqui son exageradas….

  4. Muchas gracias Amy, Estephanie y Teo por vuestros comentarios:)

    Con respecto a la ultima frase que mencionas Teo, el articulo no pretende afirmar que los niños que nacieron en esta época no fueran queridos sino que nacieron bajo esta normativa y por supuesto que no todos fueron abandonados pero si una gran mayoría de ellos dado que los padres no contaban con los medios suficientes para mantenerlos tal y como se desprende del Estudio que se cita en el artículo.

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