La mina de sal de Slănic-Prahova

Sobremesa

Foto: A.Madrid

Una de las atracciones turísticas más peculiares de Rumania es la de las minas de sal. Las minas de sal son excavaciones subterráneas, allí donde hay una concentración de rocas con una masa de sal superior al 95%. En Rumania se pueden visitar casi una decena de estas minas. La más famosa de todas es la mina de sal de Turda (Salina Turda), situada en la provincia de Cluj-Napoca, pero hoy nos vamos a ocupar de la mina de sal de Slănic Prahova, que es la más amplia de las minas que se pueden visitar en Rumania, así como la más cercana a Bucarest.

Esta mina de sal se encuentra en el pueblo de Slănic, en la provincia de Prahova. Los rumanos a menudo la llaman Slănic Prahova, para diferenciarla de Slănic Moldova, otra localidad con el mismo nombre que se halla en la provincia de Bacau. Slănic Prahova se encuentra a 104 km. de Bucarest, a 40 km. de Ploiești y a 85 km. de Brașov. Cuenta con una población de unos 7000 habitantes en invierno, que casi se dobla en verano con la llegada de los turistas de temporada.

La principal atracción turística es la mina de sal, que se encuentra en la parte central del pueblo, en la margen derecha del río Slănic. Para llegar a la mina de sal es necesario avanzar por la carretera principal que atraviesa el pueblo hasta llegar al Ayuntamiento. Ahí se cruza el puente sobre el rio y a unos 500 metros de distancia nos encontramos con la entrada principal de la mina de sal.

Una sensación frecuente a la hora de visitar una mina de sal en Rumania es lo anodino que parece la zona de acceso a la mina. Por ninguna parte se vislumbra señal alguna del paisaje impresionante que nos espera en el subsuelo; es un sentimiento similar a la imagen de un iceberg, del cual se ve sólo la parte que está expuesta, mientras que lo realmente importante es lo que está sumergido. En el caso de la mina de Slănic, tras pagar los 20 lei de entrada (10 lei la entrada reducida) toca esperar el turno de entrar en el ascensor para bajar los 200 metros hasta la base de la mina.

Una vez llegado a la mina, se abre ante los turistas un espacio extraño: hay menos luz y hace más frío que en la superficie. Es por ello que se recomienda siempre llevar ropa de abrigo, incluso en verano, porque la temperatura media en el interior de la mina es de 12-13 grados Celsius, con una humedad relativa del 50%.

Las vistas en la mina son impresionantes: nada más salir del ascensor te encuentras en una especie de cueva con paredes inmensas, de hasta 45 metros de altura. Las paredes son de sal, llegan a tener  50 metros de altura, y tiene muchas vetas de color azul, blanco y gris. La superficie que se puede visitar de la mina es equivalente a cuatro calles contiguas, dispuestas en forma rectangular (la zona señalada en verde en la siguiente imagen).

Dentro de la mina, lo más típico es dar vueltas al rectángulo que se puede visitar. Hay muchos bancos para sentarse, y algunas actividades para pasar el tiempo: hay una zona con mesas de ping-pong, algunos columpios para los niños, e incluso una zona para juegos con pelota. También hay un sanatorio en una de las esquinas del rectángulo, a donde acuden muchos pacientes a realizar tratamientos médicos. Una de las zonas más interesantes para el público es la Sala del Génesis, donde se encuentran los bustos en sal de los reyes Decebal y Trajano. Por último, también se puede comprar algún refrigerio en la tienda existente, así como recuerdos de la mina (sales medicinales, lámparas de escritorio hechas de sal, etc).

Otras visitas de interés en la zona:

Una vez en Slănic, y tras la visita a la mina, que nos puede llevar entre una y dos horas (aunque eso dependa del aguante de cada uno, así como de la cola que se forme para coger el ascensor que nos suba de nuevo hasta la superficie), existe algunas posibilidades más de continuar nuestra visita turística en la zona.

Siguiendo con la misma temática, muy cerca de la mina podemos visitar el Museo de la Sal (Muzeul Sarii), que recoge una exposición sobre los distintos métodos de extracción de la sal desde el inicio de la mina hasta nuestros días. También se exhiben una serie de instrumentos de recogida de sal, así como ejemplos de cristales de sal y planos arqueológicos.

Y si es verano, y hay ganas de darse un chapuzón, existen dos piscinas al aire libre muy recomendables: Baia Baciului y Baia Roșie. Lo curioso de estas dos piscinas es que el agua contiene tal concentración de sal que todo el mundo flota, así que incluso las personas que no saben nadar se atreven a entrar en el agua. La contrapartida de tanta sal es que hay que tener cuidado de que no nos salpique agua en la cara, porque puede resultar doloroso. Pero no es algo que no se pueda resolver en las duchas de agua dulce que existen en ambas piscinas.

Otra alternativa, para los más aventureros, es la posibilidad de realizar alguno de los varios itinerarios de senderismo que existen en la zona. Son itinerarios de dificultad moderada y que se pueden realizar en unas 3-5 horas, dependiendo del ritmo de cada uno. Varios de ellos pasan por zonas de fuentes de agua naturales, así como por los picos de los montes de la zona.

Finalmente, si nos entra el hambre, una buena opción es acudir al restaurante Grota Miresei, que se encuentra situado en una de las colinas que rodean a Baia Baciului, y al que se puede acceder sin necesidad de pagar entrada para la piscina.

Este artículo ha sido inicialmente publicado en el blog Rumaniando

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