La Marea Verde, la voz de las mujeres latinoamericanas

Entrevistas

Foto: regeneracion.mx/

La reciente despenalización del aborto a finales del 2020 en Argentina ha estado liderada por la Marea Verde, nombre que recibe el movimiento feminista de despenalización del aborto cuyo símbolo es un pañuelo verde. Un movimiento intergeneracional que aúna organizaciones feministas y de varios sectores como sindicatos, ONG,s ,movimientos sociales y de Derechos Humanos, que llevaban décadas luchando no sólo por despenalizar el aborto sino también por los derechos reproductivos y de educación sexual de las mujeres. Su visibilidad creció notablemente en el verano del 2018 cuando la Cámara de Diputados argentina aprobó la iniciativa de ley para despenalizar el aborto a partir de las 12 semanas. La iniciativa fue rechazada por el Senado por un escaso margen lo cual puso de manifiesto que cabía la posibilidad de lograrlo en el futuro tal y como sucedió finalmente en diciembre del 2020, cuando se despenalizó el aborto en determinados supuestos, lo que supuso un avance social importante para las mujeres argentinas y sentó un precedente a seguir en otros países de la zona.

Si bien el movimiento Marea Verde se origina en Argentina su expansión a los países Latinoamericanos ha sido rapidísima gracias a las redes sociales pero también debido a situaciones similares que experimentan las mujeres en muchos de esos países. En las últimas décadas en Latinoamérica se ha producido un rápida modernización y democratización de las instituciones, pero la sociedad no ha evolucionado a la par que la economía y la política. En este contexto social un problema acuciante, fruto de sociedades conservadoras y religiosas, sigue siendo el ejercicio de los derechos de las mujeres sobre todo en lo que a derechos sexuales y reproductivos se refiere cuya cara más visible es el aborto que paulatinamente ha pasado de ser un asunto de salud pública a uno de igualdad social dado que normalmente son las clases sociales menos pudientes y minorías étnicas quienes mueren o van a la cárcel por abortar ilegalmente.

Una realidad que ha sido ignorada por los gobiernos a lo que se suma otra serie de circunstancias como la cultura patriarcal que influye en sociedad, la religión que sigue condicionando en muchos casos la educación y políticas públicas y las desiguales socioeconómicas. Todo este cúmulo de circunstancias ha dificultado el cambio de leyes que favorezcan tanto una educación sexual y reproductiva como la despenalización del aborto, repercutiendo negativamente en la vida de las mujeres.

La Marea Verde, a través del uso de las redes sociales, ha dado lugar a un movimiento solidario y de hermandad entre las mujeres de los países latinoamericanos que sufren los mismos problemas generando una voz común. Redes de mujeres que al principio se solidarizaban con las argentinas comenzaron a organizarse para demandar a sus propios gobiernos educación sexual, acceso a anticonceptivos y aborto legal y gratuito logrando en muchos casos que en sus respectivos países se debatieran estos temas e incluso obteniendo algunas mejoras legislativas.

La Marea Verde se ha ido convirtiendo en un movimiento transnacional que ha logrado llevar al espacio público el debate sobre la salud reproductiva y sexual de las mujeres creando una agenda común con el fin de lograr más reformas legislativas en el futuro. La Marea Verde no es un fenómeno aislado es fruto de décadas de lucha de las mujeres y del hartazgo social generado por situaciones que llevan tiempo ignorándose.

Ni una menos

En 2015 hubo un movimiento precedente al de la Marea Verde, de nuevo originado en Argentina, que también pasó de ser un movimiento solidario a transformarse en una sola voz con protestas que se extendieron por todo el continente.

El movimiento Ni Una Menos, surge de una serie de protestas en contra de la violencia de género derivadas del incremento en el 2015 de las cifras de femicidios con respecto al año anterior llegando a una muerte al día. Durante el verano del 2015 hubo una escalada de la violencia de género en el país que se saldó con la muerte de ocho mujeres del que se hicieron eco los medios de comunicación generando fuertes reacciones entre la opinión pública.

El hallazgo del cuerpo de Daiana García, desaparecida durante una semana e intensamente buscada apareció en todos los medios de comunicación y como reacción frente a esto, un grupo de mujeres, escritoras, periodistas, activistas, artistas, convocaron un maratón de lectura bajo el lema Ni Una Menos con el objetivo de visibilizar la problemática del femicidio. A los pocos meses fue hallado el cadáver de Chiara Páez, una adolescente de 14 años que se encontraba embarazada y fue asesinada por su novio. Y de nuevo el mismo grupo de mujeres organiza una concentración frente al Congreso en Buenos Aires. En principio, la protesta iba a tener lugar en la capital, pero la difusión del evento en redes sociales y los vínculos con otras organizaciones feministas, hizo que la convocatoria tuviera una fuerte repercusión a nivel nacional. A esta concentración, celebrada en junio del 2015, asistieron 250.000 personas entre los que se encontraban organizaciones de mujeres y feministas, movimientos políticos y sociales, sindicatos, artistas y numerosas figuras públicas. La concentración bajo el lema Ni Una Menos se replicó en más de 120 lugares del país y logró unir a más de 400.000 personas. Las movilizaciones argentinas se extendieron a Chile, Uruguay, Perú y México, donde se realizaron marchas y concentraciones contra la violencia de género.

A pesar de la fuerza de la Marea Verde existe todavía en la región un discurso contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo o que justifican la objeción de conciencia de los médicos a realizar abortos. A raíz de estos discursos ha aparecido movimientos opuestos a la Marea verde, apoyados por sectores conservadores, como es el caso del argentino Salvemos las Dos Vidas que utiliza el pañuelo azul y sigue el modelo de la Marea Verde intentando construir alianzas transnacionales a través de las redes sociales. Estos movimientos de oposición, fruto de una tendencia global hacia políticas más conservadoras, se ha visto respaldados por la Pandemia ya que en muchas regiones la crisis sanitaria ha propiciado que algunos líderes conservadores aprovechen la situación para restringir los servicios de atención de salud reproductiva o la distribución de métodos anticonceptivos y los servicios de interrupción del embarazo incluso en aquellas ciudades donde es legal.

La Marea Verde se enfrenta aún con muchos desafíos y es pronto para saber hasta dónde llegará, pero ya ha sentado las bases para modificar las agendas políticas en materia de derechos sexuales de las mujeres en Latinoamérica.

Hablamos con dos argentinas de diferentes edades y residentes en Bucarest sobre los movimientos Marea verde, “Ni una menos”, sobre lo que ha significado la despenalización del aborto para las mujeres argentinas y como han vivido ellas todos estos procesos.

– Soy Mercedes Nespral Dias, tengo 26 años. Nací en Buenos Aires, Argentina, pero también heredé la nacionalidad española por parte de mis abuelos y mis papás. Tengo dos hermanos, uno de 23 y otro de 29, estudié Relaciones Internacionales y trabajé en Argentina en el área de Impuestos indirectos en una consultora internacional hasta Julio del 2020. En agosto del 2020 me mudé a Bucarest por una oportunidad laboral en otra consultora internacional, también en el área de Impuestos Indirectos.

– Soy Paula Nannini, tengo 36 años, nací en Arrecifes, provincia de Buenos Aires. Me mudé a Buenos Aires en el 2003 donde estudié en la Universidad de Buenos Aires. Soy doctora en biología y astróloga, llevo residiendo desde el 2018 en Bucarest donde doy clases de español y me dedico a la consultoría astrológica.

¿Por qué salen las mujeres a la calle en Argentina? ¿Por qué han surgido movimientos como Marea Verde y Ni una menos en los últimos años, cual crees ha sido el detonante?

Mercedes- (M) Creo que el feminismo estuvo desde siempre, pero cobró fuerza a raíz de los múltiples femicidios que había, y todavía existen, en el país. Recuerdo un caso en particular que a mi modo de ver fue uno de los primeros que hizo que toda una sociedad se pregunte hacia donde estábamos yendo.

En el 2013, una joven de 16 años, Ángeles Rawson, fue abusada sexualmente y asesinada por el portero de su edificio. Para todo el país fue un caso aberrante, no sólo por los hechos, sino además porque encontraron el cuerpo de Ángeles en el predio del CEAMSE, que es la empresa encargada de realizar la gestión integral de los residuos en la Ciudad de Buenos Aires.

En mi memoria, el caso de Ángeles fue el primero que me hizo sentir miedo y me llevó a pensar en qué sociedad estábamos viviendo. Para ese entonces, yo tenía 19 años y me resultó imposible no sentirme identificada con Ángeles, y pensar que eso me podría haber pasado a mí, a una amiga, o a cualquier mujer de mi familia. Posiblemente por esta conmoción que me generó es que luego de este caso noté que los noticieros empezaban a hablar más de femicidios, que otros canales de televisión y radio le daban el espacio a feministas para que compartan su punto de vista respecto a otras áreas en donde las mujeres siempre estuvieron en desventaja, y así de a poco se fue forjando un movimiento cada vez más fuerte e inclusivo, que llevó a mucha gente, no sólo a mujeres, a pensar qué valores se les estaba enseñando a los más jóvenes y qué cosas había que modificar en la sociedad.

Paula (P)- Las mujeres en Argentina salimos a reclamar por nuestros derechos y creo que la fuerza tiene que ver con que el sentimiento es compartido por muchas que han sentido de distintas maneras que sus derechos no han sido respetados o considerados, tanto en el ámbito laboral, doméstico o social en general. El coraje de algunas para denunciar abusos se ha hecho eco en otras mujeres que han pasado por situaciones similares. El detonante, en el caso de Ni una menos, fueron los casos de femicidios que se fueron visibilizando cada vez más a partir del año 2015 y ese reclamo de justicia nos conmovió a todas. Las atrocidades cometidas sobre los cuerpos de mujeres fueron estremecedoras. Luego con la Marea Verde, esta fuerza de las mujeres y la unión por un mismo reclamo de justicia se extendió a otras causas como la de la lucha por la ley de la despenalización del aborto.

¿Qué ha hecho el feminismo más visible en Argentina?

P- Yo creo que ha sido la potencia de las mujeres unidas por una misma causa. Las agrupaciones de mujeres se organizaron de tal manera que su voz se escuchó no solo en las calles, sino en los medios, las redes sociales, y llegó a mujeres de otros países. En Argentina, participaron mujeres de distintos ámbitos, ONGs, la asociación Actrices Argentinas y muchas otras agrupaciones se unieron en una misma lucha y eso no sólo se ve, sino que se siente. Hoy sabemos que no estamos solas, que la experiencia de cada una es importante y aunque en ciertos casos pueda haber miedo, hay más coraje también para hablar y denunciar lo que es injusto.

M- Hoy en día el feminismo abarca temas que afectan absolutamente a todas las mujeres de una forma u otra, y esto generó que se cree una comunidad de apoyo y lucha lo suficientemente grande como para lograr cambios a nivel nacional.

Al mismo tiempo, en los últimos años hubo movimientos feministas muy importantes en países líderes como Estados Unidos (movimiento #MeToo), que llevaron al feminismo a las agendas de muchos otros que probablemente nunca se hubieran imaginado tener que tratar temas relacionados a los derechos de las mujeres. Esto sin dudas incentivó la visibilidad del feminismo no solo en Argentina sino en todo el continente. Ver que el movimiento feminista lograba resultados a gran escala, y que también en otros países se estaban cuestionando cosas que en algún momento fueron consideradas “normales”, hizo que cada vez más jóvenes de todo el país se sumaran al movimiento, por ejemplo, yendo a marchas como la del 2015 donde miles de mujeres se congregaron para luchar contra los femicidios.

¿Por qué tiene tanta fuerza el movimiento Marea Verde?

P-Porque la voz de las mujeres argentinas es la misma voz que la de las mujeres de muchos países que no son escuchadas o que estuvieron silenciadas por miedo. Latinoamérica comparte una realidad social e histórica, y en otros países las mujeres se encontraban en la misma lucha. Este movimiento resonó y elevó esas voces.

M-La Marea Verde es un movimiento bisagra para la sociedad porque no solo se cuestiona la legalización del aborto, sino también cuestiones aún más profundas como el abandono del Estado a las mujeres que mueren en la clandestinidad, el rol de la Iglesia, y las imposiciones que se ejercen sobre el cuerpo de las mujeres.

Esto llevó a que todo un país – adultos y jóvenes, hombres y mujeres, católicos y agnósticos – se pregunten si lo que siempre consideraron como “norma” era realmente justo para todos; si realmente todos estábamos viviendo en un país gozando de las mismas libertades y derechos. Y esto es fundamental para que cualquier sociedad evolucione. Todos vivimos en un constante cambio, y la sociedad de hoy no es la misma que 1850 cuando se creó la Constitución Nacional en Argentina, por lo cual pensar que siempre vamos a vivir bajo la mismas leyes o realidad, es absolutamente ilusorio. La Marea Verde y el movimiento feminista nos lleva a repensar y evolucionar en muchos aspectos que son necesarios, y creo que por eso hoy se le da un lugar tan grande en el país.

¿Por qué es necesario reivindicar esto?

M- Creo que hoy en día el mayor desafío que enfrentamos como sociedad es el miedo al cambio, y esto también se ve reflejado en las distintas generaciones. Desde mi punto de vista, en Argentina los jóvenes no le temen al “qué vendrá”, mientras que a nuestros padres o abuelos estos tiempos les generan más incertidumbre, y es por eso que hay cierta resistencia a la evolución. Por eso creo que educar a la sociedad, compartir puntos de vista, y escuchar experiencias, es fundamental para llevar tranquilidad y, en el mejor de los casos, certezas a la población. Darle visibilidad al espacio feminista va a llevar a que todos abramos nuestras mentes y nos replanteemos cosas que de otra forma capaz no hubiésemos hecho.

P-La lucha de la mujer por la igualdad de derechos es una lucha histórica. Hubo generaciones en donde las mujeres fueron pioneras o símbolos emblemáticos de la lucha feminista que aún recordamos y que nos inspiran. Creo que ahora las nuevas generaciones son más conscientes de esta realidad, tanto mujeres como hombres. Pero aún hay mucho que lograr y la realidad de cada país es diferente. Es un proceso de transformación de muchos ideales y creencias. Creo que, en general, los seres humanos tenemos muy polarizados nuestros lados femeninos y masculinos, y eso genera mucha violencia.

¿Cómo has vivido personalmente todo esto?

P-Recuerdo que estando en Buenos Aires en el 2016 cuando se daban las movilizaciones de Ni una menos, participé con mis compañeras de trabajo en las marchas. Se siente mucha fuerza al estar juntas en la calle, una potencia de la unión del colectivo femenino por un reclamo genuino de derechos que emociona. La otra cara de la violencia es el coraje para salir a luchar por la igualdad de derechos. Se siente la voz de generaciones y generaciones de mujeres que están encarnadas en cada una de nosotras y es algo muy potente. Recientemente, cuando se aprobó la ley de despenalización del aborto, sentí mucha emoción y orgullo por este paso tan importante después de tantos años de lucha de las mujeres argentinas.

M-En mi entorno a lo largo de los años pude ver muchos casos de “deconstrucción”, como diríamos en Argentina. No solo hombres replanteándose pensamientos o actitudes machistas que probablemente ni siquiera eran conscientes que tenían, sino también para las mujeres aprendiendo a valorar su lugar y poner un freno en situaciones que lo ameritaban.

También me generó un espacio interesante para debatir sobre el tema con mis papás y mis hermanos. En mi casa mi mamá y yo somos las únicas mujeres, y dar visibilidad a esto nos permitió compartir nuestros puntos de vista y vivencias. A raíz de eso, hoy sin dudas tenemos más herramientas para entender el mundo actual que antes, y eso es invaluable.

Por último, ver como las mujeres hoy en Argentina se unen con un mismo fin y dejan de lado cualquier otra diferencia, me resulta emocionante. Mujeres cantando, bailando, llorando, festejando, todas juntas – aun cuando sus realidades son totalmente distintas – me parece ejemplar. En mi caso me tocó vivir la aprobación del proyecto de la ley del aborto desde Bucarest, pero eso no impidió que me sienta conectada con todas las mujeres del país que lucharon tanto tiempo por esto. Y ese es el sentimiento que creo se debería replicar en todas las luchas feministas del mundo.

¿Por qué el tema del aborto era tan tabú en Argentina?

M –Creo que Argentina fue un país moderadamente conservador hasta principios del 2000, cuando de a poco se empezaron a debatir ciertos puntos como por ejemplo el matrimonio igualitario (legalizado en el 2010). Desde mi perspectiva, creo que este “conservadurismo” está ligado a la importancia de la religión en el país. La Iglesia Católica juega un papel preeminente en Argentina, y desde ya que el aborto no es apoyado por esta entidad. Asimismo, hay un factor adicional, y es justamente la presión que siempre se ejerció sobre las mujeres respecto a cumplir con ciertas concepciones impuestas por la sociedad. El hecho de que se haga público que alguien abortara, significaba darle la posibilidad al resto de opinar sobre la vida privada de la persona en cuestión, y por supuesto muchas de estas opiniones acarrearían ofensas y discriminaciones, transformando así el espacio en un ambiente totalmente inseguro para cualquier persona gestante intentando ejercer su derecho en la clandestinidad.

P- Creo que tiene que ver con concepciones heredadas, sociales y religiosas, y con falta de información. Hay todavía para muchos una confusión entre lo que entendemos por vida humana, qué es lo que la define y los derechos de una mujer sobre su cuerpo. Como explicó muy claramente el biólogo Alberto Kornblihtt, en su presentación en el Senado, el concepto de vida humana está basado en convenciones sociales, religiosas o jurídicas y no tiene sentido en biología, que solo define el concepto de ¨vida¨. Él hizo referencia al hecho de que un embrión en biología no es lo mismo que un ser humano. Si bien el embrión está formado por células vivas, también lo está la placenta, están vivos los óvulos y espermatozoides y las células de una persona que muere también siguen vivas por un tiempo que no es despreciable. También explicó que el desarrollo de un embrión solo es posible dentro del útero, por nuestra condición de mamíferos placentarios. Podemos pensar el embrión como una extensión de la madre, ya que es totalmente dependiente de ella.

Estos son hechos que no todos tienen claros al hablar del aborto. Entonces, es bueno cuestionar nuestras creencias y escuchar distintas perspectivas para entender un tema. Se está hablando del cuerpo de la mujer y de la legalización de un derecho que a la mujer le corresponde ejercer, que es la soberanía sobre su cuerpo. Es por supuesto también un tema de salud pública, porque los abortos se practican de todas maneras y en las peores condiciones para las mujeres de menos recursos.

¿Por qué ha tardado tanto en despenalizarse el aborto?

P- Pienso que por la presión de los sectores más conservadores y por creencias religiosas. También creo que hubo una falta de entendimiento de lo que se buscaba con esta ley: no se está a favor o en contra del aborto, se está a favor de la interrupción voluntaria del embarazo que es un derecho a decidir que tiene la mujer. Las mujeres no estamos esperando la oportunidad para ir a abortar, solo queremos ejercer la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos en caso de que nos encontremos en una situación de un embarazo no deseado.

M- Tiene mucho que ver con el tema generacional y su relación con el miedo al cambio. Del 2018 cuando el Senado rechazó la ley, al 2020 cuando se aprobó, el feminismo no paró de crecer en todos sus aspectos, y esto hizo que mucha gente se educara sobre el tema. 

Por otro lado, creo que la presión de la sociedad para que se hiciera ley, en algún momento se convirtió en algo insostenible para los legisladores y senadores que se supone deberían representar los intereses del pueblo. Del mismo modo, en 2019 hubo elecciones legislativas en Argentina, y luego de la negativa que tuvo el proyecto de ley en 2018, mucha gente tuvo esto en cuenta a la hora de elegir a sus candidatos. Esto sin dudas tuvo un impacto positivo en la aprobación de la ley en el 2020. Romper con barreras impuestas y vigentes por tantos años no es una tarea fácil, pero el feminismo demuestra constantemente que, con lucha y perseverancia, se obtienen resultados.

¿Qué significa como mujer esta nueva ley?

M- Esperanza de que esto recién empieza. Este es el primer cambio de muchos, y saber que nací en un país que hoy reconoce el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, sin importar sus orígenes o su realidad, me da tranquilidad. Hoy hay menos mujeres muriendo en la clandestinidad, y eso es un paso enorme para la sociedad argentina. Aún hay muchas cosas que cambiar y replantearse, hay muchos otros derechos que no son garantizados y aspectos que no están siendo discutidos, pero hoy me siento una mujer argentina más libre que antes.

P- Es una nueva conquista de los derechos de la mujer, significa que podemos ejercer nuestra libertad de decisión y eso es algo fundamental para construir una sociedad justa. Al mismo tiempo implica un cambio en ideas y conceptos que están muy arraigados en muchas personas, el cuestionamiento de creencias que heredamos y no entendemos sus implicancias profundas. También es un antecedente para muchos países que están en la misma lucha.

¿Ves una antes y un después para el país tras la despenalización del aborto?

PClaro, porque empodera a las mujeres el hecho de ser conscientes de nuestros derechos y saber que el reclamo lleva al cambio, que no hay que callar ante lo injusto. Además, es un replanteo para toda la sociedad, cuestionar los conceptos bajo los cuales fuimos educados, y cómo eso influye en nuestra concepción del mundo y en este caso, el lugar de la mujer. Creo que este hecho es muy importante para la historia del feminismo en Argentina y es un paso más en un proceso de transformación de la sociedad.

M-Sin duda. El cambio por el que se luchó tanto tiempo finalmente sucedió, y ahora queda ver sus resultados para que dé el puntapié a muchos otros. La despenalización del aborto nos enseñó a corrernos del foco y entender que esto no solo es un tema de derechos, sino además de salud pública. Miles de mujeres que no podían acceder a abortos seguros, o que simplemente necesitaban esconderse para hacerlo, murieron en la clandestinidad. Y hoy el Estado les ofrece una opción accesible, segura y gratuita. Hoy Argentina es un país más justo e integrador, y eso es importante para que sirva de ejemplo no solo para nosotros mismos, sino también para otros países de América Latina que aún están en su lucha.

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